
Los intereses de la muerte no podrán contra la lucha de vida de nuestro pueblo
Desde la Çxhab Wala Kiwe damos a conocer algunos hechos que buscan desestabilizar la armonía de la organización indígena del Norte del Cauca. En la noche del día 18 de diciembre del 2018, justamente el mismo día en que las comunidades indígenas caminamos la palabra en el resguardo de huellas por la defensa de la vida de nuestro proceso, se difunden panfletos amenazantes firmados por el Bloque Capital D.C. de las Águilas Negras.
En los panfletos se incita a asesinatos a cambio de sumas de dinero, acceso a armas de fuego y entrenamiento. Ya no solamente dirigidos a líderes particulares de nuestros planes de vida, sino a la institución de autoridad ancestral, guardias, y dinamizadores comunitarios que en sí mismas son las estructuras organizativas del gobierno propio, levantadas durante años con el sacrificio de nuestro pueblo. Está en una explicita declaración de guerra contra nuestro ejercicio de autonomía territorial y de gobierno ancestral.
Así mismo, estos panfletos coinciden con nuevas amenazas firmadas por las FARC-EP, en el que mencionan que los líderes indígenas se han dedicado a perseguir, desarmar y encarcelar a los miembros de su grupo, dando la orden de que ningún miliciano y guerrillero se deje capturar de los cabildos indígenas, autorizando la utilización de armas en contra de nuestras autoridades. Este hecho por los distintos discursos confunde sobre los motivos de estos grupos armados, pero en el fondo guardan relación con el mismo objetivo, atacar nuestra autonomía territorial y el ejercicio de gobierno propio.
Debido a esta grave situación el ministerio del interior propuso realizar un Comité Territorial de Derechos Humanos en conjunto con el alto consejero presidencial de derechos humanos, ministerio de defensa y fuerzas militares, unidad nacional de protección, alcaldías del norte del Cauca y Gobernación del Cauca; comité que luego fue cancelado como lo anunció un comunicado presentado por el ministerio del interior.
Desde la ACIN aclaramos que por motivos de seguridad interna y de alta emergencia, la invitación fue aceptada, pero a condición de que fuera en una de nuestras Tulpas (hogar donde moran los espíritus) para un consejo territorial de autoridades ancestrales, y que nos reuniríamos siempre y cuando hubiera personas (ministros o vice-ministros) con poder de decisión. Como no se aceptó dicha propuesta, los mayores indicaron que no se aceptara la reunión.
Cabe anotar que, durante la noche del suceso, cuando se tiraron los panfletos en camionetas de alta gama y motos de alto cilindraje los retenes militares fueron levantados. Dados estos hechos manifestamos nuestras profundas desconfianzas frente a la omisión de las entidades de gobierno y anunciamos nuestras sospechas de cooptación mafiosa del estado en ciertas instituciones; pues está ampliamente demostrado por la historia de Colombia, el papel del narcotráfico como actividad inherente al juego de poder.
Estamos dispuestos a recibirles en una próxima reunión bajo las condiciones que manifestamos, pero hasta no ver una voluntad real de parte del estado colombiano de respetar nuestros usos y costumbres, así como de brindar las garantías de paz y protección, no levantaremos nuestras sospechas sobre las unidades militares de la zona, y las instituciones competentes que pueden estar involucradas con el narcotráfico.
Pasamos por un momento difícil con el gran número de asesinatos y más de 56 amenazas en la cuenta, pero nunca esgrimiremos el odio contra estos pobres seres de oscuridad. Convocamos a todas las comunidades y todos los sectores sociales a través de la resistencia milenaria y el amor por nuestro pueblo, a que apoyemos el pacto de control territorial que hemos construido, ya hemos levantado operativos por todo el territorio en búsqueda de los responsables e invitamos a los organismos de derechos humanos a que no nos dejen solos en esta labor.
Rechazamos a los grupos armados, quienes no entienden que nuestro pensamiento es semilla de vida y armonía, luchamos incansablemente contra su agresión sistemática, su exterminio de la palabra, de la Madre Tierra, e invitamos a los combatientes que siguen empeñados en el camino de la guerra a que siembren la verdadera paz desde sus corazones, para que junto a nuestro proceso construyamos la esperanza por un mundo nuevo. Frente a las incapacidades de las instituciones competentes afiancemos nuestras autonomías de gobierno territorial, los derechos humanos y la paz, con el propósito de seguir tejiendo nuestros sueños del WËT WËT FXI’ZENXI (buen vivir) para toda la nación colombiana.
“Cuenten con nosotros para la paz, nunca para la guerra”