Los ejércitos vienen y se van, la liberación sigue echando raíces

Los ejércitos vienen y se van, la liberación sigue echando raíces.

El día de hoy 21 de febrero de 2019 el escuadrón de la muerte ESMAD de la Policía Colombiana arremete contra las comunidades liberadoras de La Madre Tierra en la hacienda La emperatriz, en el municipio de Caloto, la comunidad reporta utilización de armas de fuego, dejando 3 heridos que están siendo atendidos en un punto local, uno de ellos por arma de fuego.

La liberación de la madre tierra es un mandato comunitario y se encuentra en el punto 1 de la plataforma de lucha del Cric el cual dicta recuperar la tierra de los resguardos, realizar la defensa del territorio ancestral y de los espacios de vida de las comunidades indígenas, así como el punto 2 de Ampliar los resguardos. Ya en las diferentes movilizaciones que hemos realizado, se han acordado con el gobierno, alternativas para la compra de predios las cuales brillan por su incumplimiento, al igual que las compensaciones que debe hacer el gobierno, gracias a su culpabilidad en el crimen que significó la masacre del Nilo el 16 de diciembre 1991.

Adicional a esto según el análisis de Oxfam sobre la propiedad y uso de la tierra en Colombia, publicado el 4 de julio de 2017 titulado “Radiografía de la desigualdad”, comparando el más reciente censo nacional agropecuario, con censos de varias décadas atrás, resalta el hecho de que después de 50 años de guerra, Colombia permanezca como el país más desigual de Latinoamérica en materia de distribución de tierras.

El 1 por ciento de los propietarios de las predios de mayor tamaño (Unidades de Producción Agrícola, UPA, de más de 500 hectáreas) manejan más del 60 por ciento de la tierra, mientras que el 70 % de propietarios restante se reparte menos del 20 por ciento. Dichas cifras son alarmantes teniendo en cuenta que el acceso a la tierra está en las raíces más profundas del conflicto armado y que tal aspecto figura como uno de los puntos centrales en la agenda de los acuerdos pactados entre las Farc y el gobierno nacional.

Todas estas y más, son las razones que hacen justa nuestra lucha por liberar la madre tierra para nuestros pueblos, que cobijan también los demás sectores sociales y las familias de plantas, animales y seres espirituales que atraviesan todo el territorio de nuestros espacios de vida.

Rechazamos rotundamente la utilización de la fuerza y la violencia desmedida contra nuestras comunidades que solo reclaman justicia social, y libertad para el ser al cual le debemos la vida como fundamento de pervivencia como pueblos. Responsabilizamos al ESMAD y al estado colombiano por lo que pueda ocurrir con nuestros comuneros heridos y llamamos a los organismos internacionales, sobre todo los garantes de la implementación de los acuerdos de paz a visibilizar la confrontación que el mismo estado impulsa en defensa de los terratenientes.

Este no es más que otro intento fallido de desalojo, el primero en la era Duque donde cerca de mil hombres de la fuerza pública, contratistas de Ardila Lule, no lograron desalojarnos. Luego del altercado del día de hoy seguimos adelante, levantamos la nueva cocina en la Emperatriz, los compañeros heridos se recuperan, solo fue un poco de sangre para abonar esta tierra. La tierra quedó arada, lista para la siembra.

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